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Qué nos puede decir el perfil lipídico de los análisis rutinarios

Es recomendable hacerse un chequeo médico al menos una vez al año para comprobar que todo está bien y así poder hacer un seguimiento a lo largo de tiempo que facilitará detectar anomalías de forma más rápida en un futuro. Los análisis de sangre rutinarios forman parte de estos reconocimientos médicos, y uno de los parámetros que analizan es el metabolismo lipídico. En este post te enseñamos qué son estos indicadores y cómo interpretar los resultados.

Generalmente los parámetros que se incluyen en la sección de perfil lipídico son los siguientes: colesterol total, colesterol LDL, colesterol HDL y triglicéridos. Todas estas moléculas son lípidos que se encuentran en la sangre y son fundamentales para el correcto funcionamiento del organismo. No obstante, niveles anormales pueden suponer un peligro para la salud, ya que se han relacionado con un aumento de riesgo cardiovascular.

Colesterol

En primer lugar, hablaremos del colesterol. El colesterol es un lípido que se encuentra en la membrana celular y cuya presencia es fundamental para formar células sanas. En las analíticas se suele presentar el colesterol total, así como las dos formas más relevantes, el colesterol HDL y el LDL, aunque existen algunas más.

El colesterol total hace referencia a la cantidad total de colesterol, independientemente del tipo que sea. Este dato por sí solo no nos da mucha información, ya que lo que se ha asociado a enfermedades cardiovasculares son los niveles específicos de HDL y LDL, y ahora veremos por qué.

  • Colesterol HDL: este tipo de colesterol es el que se conoce comúnmente por ser el “colesterol bueno”. Las siglas HDL por su nombre en ingles (High Density Lipoprotein) hacen referencia al tipo de lipoproteína que forma este tipo de colesterol en concreto (lipoproteínas de alta densidad). El colesterol HDL se encarga de recoger el colesterol suelto y llevarlo al hígado para que lo elimine. Por este motivo, es recomendable tener niveles altos de este tipo de colesterol, ya que se ha asociado a una disminución de riesgo cardiovascular (>50 mg/dL).
  • Colesterol LDL: este otro tipo de colesterol es el conocido como “colesterol malo”. En este caso, está formado por lipoproteínas de baja densidad (Low Density Lipoprotein) y es el colesterol que puede oxidarse y formar las placas de ateroma. Estas placas se localizan en las arterias y son cúmulos de grasa que pueden llegar a obstruir el paso de la sangre creando un accidente cardiovascular. Niveles altos de este tipo de colesterol se han asociado a un incremento del riesgo cardiovascular, por lo que es deseable mantener su concentración por debajo de 190 mg/dL.

Triglicéridos

Los triglicéridos son otro tipo de lípidos que circulan por la sangre que, a diferencia del colesterol, su principal función es almacenar energía. Cuando ingerimos más calorías de las necesitamos en ese momento, el cuerpo forma triglicéridos para almacenarlas. Estos lípidos pasan al torrente sanguíneo para llegar a las células grasas donde se acumulan para cuando sean necesarios. Unos niveles elevados de estos lípidos en sangre pueden ser indicativo de un exceso de grasa corporal, resistencia a la insulina, o dieta inadecuada, entre otros. Todos ellos son factores que pueden conllevar la aparición de síndrome metabólico, por lo que es recomendable mantener un valor igual o menor a 150 mg/dL.

Cómo mantener un buen perfil lipídico

Unos niveles adecuados de lípidos en sangre es buen indicador de salud y pueden mejorar haciendo pequeños cambios en la dieta y el estilo de vida. Por ejemplo, es clave incorporar grasas monoinsaturadas como el aceite de oliva virgen o el aguacate, y grasas poliinsaturadas. Este otro tipo de grasas se encuentran en el pescado azul, como el salmón, y los frutos secos. Además, es importante reducir el consumo de azúcares y harinas refinadas por su potencial impacto negativo en el organismo. También es recomendable evitar el tabaco y el alcohol, así como hacer actividad física de forma regular. En este contexto, Oorenji te ayuda tanto a llevar una dieta saludable rica en grasas monoinsaturadas, como a reducir la cantidad de azúcar que tomas. ¡Apúntate!

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