El selenio es un mineral esencial para la salud humana que obtenemos a través de la dieta. Aunque se necesita en pequeñas cantidades, el selenio tiene una gran influencia en importantes procesos biológicos. Aquí te explicamos cómo y por qué incorporarlo a tu dieta.
Comencemos repasando por qué incorporar el selenio a tu dieta:
- Es un poderoso antioxidante. El selenio es un componente clave de las enzimas antioxidantes que ayudan a prevenir el daño celular causado por los radicales libres. Los radicales libres son compuestos que pueden causar inflamación crónica, acelerar el envejecimiento y contribuir al desarrollo de cáncer y de enfermedades crónicas del corazón. Aquí tienes más información sobre antioxidantes.
- Ayuda a tu salud cardiovascular. El selenio puede ayudar a mantener un corazón sano reduciendo los niveles de inflamación y el estrés oxidativo en el cuerpo. Además, puede aumentar la concentración de glutatión, el antioxidante más poderoso del cuerpo, lo que ayuda a proteger las células del corazón.
- Es bueno para tu función cerebral. Algunas investigaciones indican que mantener niveles adecuados de selenio en el cuerpo puede ayudar a apoyar la salud cognitiva y prevenir el declive cognitivo relacionado con la edad.
- Asegura la salud de tu tiroides. El selenio juega un papel crítico en la salud de la glándula tiroides. Es necesario para la producción de hormonas tiroideas que regulan prácticamente todas las funciones metabólicas del cuerpo. Además, el selenio puede ayudar a proteger la glándula tiroides de los daños causados por el estrés oxidativo. Ya te lo contamos en este artículo.
- Ayuda al sistema inmunológico. El selenio puede fortalecer las defensas del cuerpo contra infecciones y enfermedades. Se ha demostrado que mejora la función inmunológica y puede ayudar a reducir la inflamación.
Si ya tienes claros los porqués del selenio en tu dieta, toca repasar el cómo hacerlo.
Para asegurarte de que obtienes suficiente selenio en tu dieta, incorpora alimentos como las nueces de Brasil, el atún, el salmón, el pollo, el queso cottage, los huevos y las semillas de girasol, que son especialmente ricos en este mineral. También puedes encontrar selenio en cereales integrales, legumbres y algunos vegetales, dependiendo del contenido de selenio en el suelo donde crecen.
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